El culpable de
la división fue Freud que aumentó el mito afirmando que los orgasmos
clitorianos eran propios de adolescentes inmaduras y los vaginales de adultas
de verdad
El culpable de
la división fue Freud que, por si fuera poco, aumentó el mito afirmando que los
orgasmos clitorianos eran propios de adolescentes inmaduras y los vaginales de
adultas de verdad. Aunque es cierto que el austriaco no se inventó lo de punto
G que es una creación reciente que corresponde a los sexólogos Ladas, Whipple y
Perry en el naranjito año de 1982. Lo bautizaron en honor del ginecólogo Ernst
Gräfenberg y, como lo de “encuentra tu punto Gräfenberg en tres fáciles pasos”
quedaba muy feo en las revistas para chicas, lo reciclaron en puto G.
Y ya tienes a la mitad de la población, la mitad
femenina, desesperada por encontrar el punto G convencida de que así sería una
mujer completa y a la otra mitad de la población, la masculina, desesperada por
encontrárselo convencidos de que así serían unos amantes completos. Y venga
artículos de revistas. Y venga vibradores con formas estrambóticas, y grupos
musicales como los Hombres G. Todo para nada.
El punto G es un fraude científico que se ha
convertido en el centro de un negocio multimillonario
Vincenzo y Giulia Puppo
Según la pareja
de investigadores, el punto G es tan real como el Sorpresa sorpresa aquel del
perrete y Ricky Martin. O como ellos afirman: "Un fraude científico que se
ha convertido en el centro de un negocio multimillonario”. Y de millones de
problemas y discusiones, añadimos nosotros, provocadas por las atentas lecturas
a los relatos en primera persona del Nuevo Vale. Amén de las consabidas bravuconadas
de expertos playboys de fin de semana que le hacían sentir a uno un analfabeto
sexual.
Los Puppo retoman los estudios de viejos conocidos y
conocedores del sexo femenino. En primer lugar, las teorías de Kinsey, quien en
1953, y tras entrevistar a la friolera de 11.000 mujeres, llegó a la conclusión
de que el orgasmo vaginal no existía. Si no quieren leerse las entrevistas,
pueden ver la película: en 2004, Hollywood le dedicó un film titulado Kinsey
con Liam Neeson como protagonista.
Poco después, los hoy muy populares Master y Johnson,
cuya vida se recrea en la serie Masters of Sex, de Canal+, corroboraron lo
dicho por Kinsey y añadieron que la mujer podía tener orgasmos continuados.
Hoy, los Puppo no dudan en afirmar que el clítoris y la vagina no tienen
relación anatómica y que, por lo tanto, el punto G habrá que buscarlo en Cuarto
Milenio, no entre las piernas. Ya lo saben: ni clitorianos ni vaginales,
simplemente orgasmos. Ay, qué ganas de etiquetarnos. Al final, parece que hasta
los orgasmos se parecen más de lo que nos han dicho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario