Salud, dinero y amor,
se suele decir, son los tres grandes pilares de la felicidad. Pero ¿y si sólo
pudieses escoger uno de ellos? No le des muchas vueltas, porque según la
ciencia no nos quedaríamos con ninguno de los tres.
Infinidad de libros
de autoayuda, terapias de grupo, ejercicios de autorrealización, meditación… Un
complejo entramado de actividades y teorías tratan de mostrarnos el camino para
encontrarla. Pero hasta ahora nadie había sido capaz de dar respuesta a la
eterna pregunta: ¿qué es realmente la felicidad? Ahora la ciencia parece
tenerlo claro: es una respuesta neurológica.
Un reciente estudio
realizado en la Universidad de Kioto afirma haber encontrado la clave de la
felicidad. Nada de macroencuestas sobre objetivos vitales, sentimientos y modos
de vida. En el proceso de búsqueda de la felicidad, los investigadores
utilizaron como herramienta la resonancia magnética para encontrar exactamente
las estructuras neuronales que se esconden detrás de la felicidad, y resulta
que alcanzar este estado de grata satisfacción espiritual y física universal
puede tener más que ver con nuestras conexiones cerebrales de lo que se
pensaba.
La región cerebral de la felicidad
Los investigadores
nipones han demostrado que las personas con una masa más grande de materia gris
en una determinada región del cerebro tienden a ser más felices que los demás.
Al parecer, el área cerebral llamada precuneus, que se encuentra en el lóbulo
parietal medial, se enciende cuando la gente experimenta la conciencia de ser
feliz. Según pudieron observar, cuando las personas sienten niveles más
intensos de felicidad los niveles de masa gris en esta región del cerebro se
agrandaban notablemente. En otras palabras: quienes aseguraron ser más felices,
sentir menos tristeza y haber encontrado sentido a su vida tenían más
desarrollada esta área cerebral.
Para llegar a estas
conclusiones solicitaron a los participantes en el estudio que contestasen a
una encuesta evaluando sus niveles de felicidad, qué tipo de emociones
diferentes les hacían sentir mejor y su nivel general de satisfacción con la
vida. Conocidas las respuestas, examinaron lo que ocurría realmente en sus
cabezas a través de un escáner cerebral.
Las personas sienten
las emociones de diferentes maneras; por ejemplo, mientras para algunas pueden
sentir una intensa felicidad cuando reciben elogios, otras no perciben ningún
atisbo de alegría cuando les piropean. Según este estudio, la felicidad podría
derivar de una mezcla de emociones positivas y la sensación de satisfacción y
plenitud percibida por el precuneus.
Ser feliz se puede
entrenar
El equipo de
científicos –la mayor parte de ellos expertos en psicología– han descubierto
que la mezcla de determinados factores emocionales junto con la satisfacción de
vida en general, constituye la experiencia subjetiva de 'ser feliz'. Lo que no
se había explicado hasta el momento son las conexiones neurales que se esconden
detrás de este sentimiento, y aunque los japoneses se han acercado a la
respuesta, parece que sigue sin estar claro. “La comprensión de este mecanismo
será un gran activo para la cuantificación de los niveles de felicidad
objetiva”, asegura el profesor Wataru Sato, autor principal de la investigación.
Sato se muestra
optimista sobre las implicaciones que estos descubrimientos tendrán en la
formación de la felicidad. De hecho, asegura que incluso puede ser posible
aumentar la cantidad de materia gris en el precuneus a través de la meditación.
Sato confía en que los resultados del estudio sirvan para el desarrollo y
puesta en marcha de “programas de entrenamiento de la felicidad basados en la
evidencia científica en los que se ayude a las personas a sacar el sacar el
máximo provecho de las cosas que realmente les pueden hacen felices”, explicaba
el profesor.
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