En una ocasión
estaba Diógenes lavando unos nabos para su almuerzo a orillas del río. Por allí
pasó uno de los alabarderos del emperador, quien le dijo en tono un tanto
burlón:
_Diógenes,
si tú ensalzaras al emperador no tendrías que andar comiendo nabos.
A lo que
éste contestó con gran ingenio:
_Y si tú
comieras nabos, no tendrías que ensalzar al emperador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario