lunes, 10 de febrero de 2014

El águila gallina

            Un labrador salió a su campo, recogió un huevo de águila y se lo puso a incubar a una gallina echada. La gallina sacó sus propios pollitos y sacó también al pequeño aguilucho. Este, como si fuera un pollo más, aprendió a seguir a la madre, a escarbar la tierra y a protegerse bajo las alas de la gallina.

Por su comportamiento nadie diría que era un águila; se comportaba como una gallina más.

Un día llegó de visita a casa del labrador un  viejo amigo que entendía de aves. “Pero ése-le dijo a su amigo, fijándose en el aguilucho-es un águila”. “Lo sé-le respondió el labrador- yo mismo traje el huevo del monte y se lo puse a la gallina”. El visitante siguió: “me comprometo, con tu permiso, a transformarle en águila”. El labrador asintió. Y el ornitólogo empezó su trabajo…

Fueron muchos los largos intentos; y el águila volvía una y otra vez a sus viejos hábitos de gallina, volvía al corral.

Por fin, un día, el ornitólogo subió con ella a una montaña y la mantuvo allí, lejos de las gallinas y con una alimentación especial. Después, incitándola con gestos y voces, la echó a volar. El águila voló, voló y se perdió en el cielo infinito. Había recuperado su ser de águila

Concluyo es excursus sobre conciencia y autorrealización humana: si el hombre se conociera como es, en su grandeza real, ¿sería el hombre tristón que conocemos? o ¿el hombre insocial…,ineficiente…,perezoso…o tenso que tanto nos hace sufrir?

Yo más bien creo que ese hombre, que conociese y reconociese la grandeza de su ser, sería fundamentalmente feliz…, realizaría maravillas en la línea de un mundo mejor…Pero por alguna razón difícil de precisar, el hombre, ignorante u olvidado de su grandeza, ha aprendido a sentirse mal, “pordiosero”, “deudor”, “gallina”, “rana”. ¿No está ahí la causa de casi todos los sufrimientos humanos?

Fuente: Puedo ser otro…y feliz, del padre Mateo Andrés, S.J.

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