Ahora,
una exhibición en el Colegio Real de Médicos de Londres hace un seguimiento de
la utilización, algunas veces fatal, de estas medicinas por profesionales de la
salud en los últimos siglos.
Beneficios
con advertenciaUno de los registros más antiguos en los muchos libros de cuero
expuestos es la traducción del trabajo del inglés Roger Bacon, filósofo y
escritor de alquimia y medicina del siglo XVII.
Según
los escritos (publicados en 1683), Bacon sugiere que el vino podría
"preservar el estómago, fortalecer el calor natural, ayudar a la
digestión, defender el cuerpo de corrupción y preparar la comida hasta que se
convierta en la misma sangre".
Pero
también reconoce los peligros de consumir etanol en exceso: "si se consume
durante mucho tiempo, contrariamente ocasionará un gran daño: oscurece el
entendimiento, afecta al cerebro, produce temblores en las extremidades y
visión borrosa".
Los
brebajes a base de vino también aparecen con frecuencia en los libros de cocina
de los siglos XVI al XVIII, junto a los consejos generales de preparación de
platos.
En
una receta del siglo XVII se recomienda "una bebida excelente contra la
plaga". Sus ingredientes incluyen ruda, salvia y casi un litro de vino,
mucho más de los límites de alcohol recomendados hoy en día.
Lombriz
intestinal
La
comisaria de la exhibición, Caroline Fisher, señala que "mientras que el
vino tuvo su lugar en la historia más como un tónico fortalecedor, las bebidas
espirituosas eran vistas con una luz distinta".
"Al
mismo tiempo que eran consideradas como terapias, también servían como
portadoras y preservativos de sustancias que de otra forma serían difíciles de
embotellar y vender".
Por
ejemplo, la absenta -destilada de hierbas como el ajenjo- durante años se usó
para tratar la lombriz intestinal y otros parásitos.
No
obstante, de acuerdo con el doctor James Nicholls, de Alcohol Research UK, para
el siglo XVIII, las bebidas espirituosas como la ginebra eran consideradas por
un creciente número de personas como la principal causa de alcoholismo, pobreza
y crimen.
En
1725, la primera petición documentada del Colegio Real de Médicos expresó su
preocupación sobre "el creciente y pernicioso uso de licores
espirituosos".
En
toda Inglaterra había un auge de la ginebra; métodos mejorados de destilación y
una regulación poco estricta -en comparación con el vino y la cerveza- llevaron
a que estas bebidas fueran asequibles para buena parte de la población.
Sin
embargo, no fue sino hasta el siglo XIX que el alcohol fue visto como un
problema consistente, explica la doctora Virginia Berridge de la escuela de
Medicina Tropical e Higiene de Londres.
En
la medida que Reino Unido fue haciéndose cada vez más industrializado y
urbanizado, necesitó de trabajadores eficientes, lo que convirtió a la
sobriedad en una virtud.
Empezaron
a emerger movimientos de templanza, al principio algunos recomendaron restricciones
sólo en algunas bebidas, pero con el tiempo la posición cambió a una
abstinencia total.
Y
a mediados del siglo XIX, los médicos tenían su propio movimiento de templanza.
Un
comunicado de 1871 de la Sociedad Británica de Templanza Médica dice: "como
se cree que la prescripción desconsiderada de grandes cantidades de líquidos
alcohólicos... ha dado lugar, en muchos casos, a la formación de hábitos de
intemperancia, los abajo firmantes -si bien no pueden abandonar el uso de
alcohol para el tratamiento de ciertos casos- son, sin embargo, de la opinión
de que ningún médico debe prescribir sin un serio sentido de
responsabilidad".
La
opinión sobre el alcohol de esa sociedad, y de la comunidad médica en general,
fue cambiando gradualmente, en parte llevados por un mayor enfoque en la
eficiencia y en los avances científicos que ofrecieron compuestos con un mayor
potencial medicinal.
Una de las piezas más modernas que se ofrecen en la exhibición es una botella de Atkinson's Infants Preservative, un remedio para bebés y niños que se comercializó entre 1919 y 1941.
El
empaque asegura a los padres que se puede suministrar "con la mayor
confianza", pues no tenía narcóticos. No obstante, el 50% de sus ingredientes
era alcohol.
John
Betts, del Museo de la Sociedad Real Farmacéutica, señala que "esto puede
ser sorprendente, considerando lo que se sabía sobre los efectos del alcohol en
ese tiempo".
"Pero
no fue sino hasta 1941 que la legislación británica forzó a la industria
farmacéutica a hacer una lista de todos los ingredientes en sus fármacos".
El
Colegio Real de Médicos tiene una larga historia de crear conciencia de los
daños a la salud causados por el alcohol.
Hoy
en día asegura que "el alcohol es un factor en más de 40 enfermedades
graves, incluyendo enfermedad de hígado y cáncer". También es una de las
principales causas prevenibles de muerte.
Fuente: BBC
Fuente: BBC
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